Creo que todos aquí antes de leerlo sabíamos más o menos de que iba: Ángeles caídos. Chica conoce chico con pinta de malo. La chica sabe que el chico tiene una historia muy oscura detrás y se enamora a su pesar.
Sí, tiene todas esas cosas que nombré anteriormente, pero hacia el final la autora supo sorprenderme.
Nora es un chica común, solitaria que saca muy buenas notas y tiene una mejor amiga llamada Vee. Una chica súper normal con una vida normal, hasta que en clase de biología le toca compartir pupitre con Patch.
Patch es todo lo contrario, con un promedio de 2,2, pinta de chico malo y un secreto que tal vez es mejor no conocer. Él es un ángel caído a quien se le quitaron las alas y ahora tiene que estar entre los humanos sin poder ser uno, quien solo puede tomar el cuerpo de un nefilim dos semanas durante el mes de Jeshván. Como dice la sinopsis, Patch aparece ahí donde va Nora y ésta empieza a sentir curiosidad por él y ¿Cómo no tenerla cuando a donde vas ves al mismo chico? Y como dice el dicho "la curiosidad mató al gato", hay secretos que a veces es mejor no saber, pero el problema es que no deja de chocar una y otra vez contra ellos, por lo que es imposible ignorarlos. Nora empieza a pensar que está loca, porque además de tener que lidiar con un compañero de pupitre que le tira muy claramente los tejos, también anda rondando alguien con un pasamontañas ¿Quién será esa extraña persona? Esto es lo que nos vamos a preguntar en todo el libro.
Lo que más me gustó fue la sorpresa del final, pasan cosas que de verdad no me esperaba ni por asomo. Sin embargo, no llega a ser de mis favoritos.
Es un libro para pasar el rato, que te mantiene enganchado aunque sepas (o no) que va a pasar a continuación y que se lee rápido. Yo se lo recomiendo a los amantes de la fantasía.
Antonella Giménez
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