• OLVIDÉ DECIRTE QUIERO - MÓNICA CARRILLO


    Tiene bastantes similitudes con la primera novela de su autora, «La luz de Candela» : narración en primera persona con distintos puntos de vista (en esta solo Malena y Mía), inclusión de breves relatos o poemas, generalmente al final de cada capítulo (que poco o nada aportan a la historia), o el amor romántico basado en la dependencia que sienten las protagonistas por hombres que no las merecen. Manuel en la otra y Mario en esta son incapaces de amar y definidos por ellas en base a su atractivo físico y a sus dotes amatorias de las que intentan liberarse relacionándose con otros hombres.

    En cuanto a las intervenciones de Mía (la difunta perra de Malena, obsesionada por su oportunidad perdida con Lucas, el perro de sus sueños), que tal vez intentan hacer comprender a una protagonista que no puede enterarse cuáles fueron sus errores, pronto se dispersan en digresiones absurdas sin el ingenio y el humor que cree tener, además de un exceso de «humanización» (pensamientos y sentimientos imposibles en un animal), que restan eficacia y «seriedad» a un discurso que parece resumirse en: «… podemos calificar que los humanos sois, grosso modo, idiotas.»

    Solo en el capítulo 49, cuando ya se ha relatado la relación de Malena con Mario y Alejandro, comparados ambos romances y descritos sus encuentros sexuales, la obra retoma la posibilidad de una defunción inminente que se suponía la premisa de la novela. Asegura haberse despedido de todos y zanjado conversaciones dejadas a medias o nunca comenzadas, reflexiona brevemente sobre lo que pudo hacer y no hizo, lo que haría si tuviera una segunda oportunidad, si continuara con su vida… Y acaba.

    En resumen, «Olvidé decirte quiero» cuenta, con algunas diferencias, la misma historia de amor, desamor, dependencia etc… que «La luz de Candela» sin aportar novedades. Infrautiliza las posibilidades de análisis que ofrece la premisa argumental, reitera argumentos y justificaciones en un texto repetitivo en el que los capítulos de Mía parecen digresiones sin utilidad y acaba con un final tan abrupto como carente de sentido. Una novela que se diría escrita para gustar a un determinado tipo de lectoras (es difícil que interese a los hombres), quizá aquellas que disfrutaron con la anterior obra de la autora.
    Antonella Giménez
  • No hay comentarios.:

    Publicar un comentario